Le tengo ganas a mi conductor asignado.
Se me bajan las medias cada vez que toma una curva, o que derrama testosterona en una discusión con un idiota al volante.
Me derrite su sonrisa y me empatuco cada vez que su profunda voz acaricia mis oídos.
Cada vez que hace un cambio de velocidad... Suspiro.
Y claro como me siga dejando bajar del vehículo, esto se quedará en las "puras" ganas...
A menos que... (imaginar aquí un diablito que sube las cejas)
Naaaaaa. Con un tipo como ese, es más sabroso si te rapta (diablito que sube las cejas, dos veces).
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