Punto Flaco

Casi primera hora de la mañana. Me encuentro con un amigo, casi veinteañero, en el pasillo de la uni.

Él: ¡Estabas fumando! - pongo cara de "ajá... y..." - ¡¡Rico!! Pero... ¿dentro de la facultad?
Yo: Cielo, estoy fumando todavía...
Él: Pero huele a monte... -Ambos catamos el aire.
Yo: Es esta maldita marca... -Su cara de tristeza es un poema.


Un par de horas despúes, camino por el área verde de cierto lugar. Me acompaña una amiga veinteañera. Las dos hemos pasado la noche en vela (cada una por su lado) terminando el último trabajo del semestre.

Ella: Dios, explosiva... estoy loca por darle dos patadas a un porro... -mi cara debió ser un poema, un poco distinto al de mi amigo. Culpo al trasnocho pero es innegable lo que estoy pensando...- ¡NO! ¡Tú no! -una gran interrrogación se dibuja sobre mi frente- ¡Ay, sí! ¡Santa explosiva!
Yo: ¿Qué te pasa, marica? Que lleve 4 años limpia no significa que no corra el riesgo de caer en la tentación en cualquier momento...
Ella: ¡¿4 años?! Bueno... le has echado bolas... Si es verdad que eres una vieja - risas de ambas y despedida. Ella ha encontrado quien le ofrezca sus dos patadas.


Sigo sola mi camino y me quedo pensando: ¿De veras soy tan pacata?
¿Justo yo, con todo lo que he hecho, me doy el lujo de ponerme con esas?
Pos... es que me sorprendió, es todo.
Estos dos chicos son del grupo de lumbreras de nuestra escuela. Lumbreras negras.
Y... no sé qué fue exactamente lo que me sorprendió.
Porque están en la edad de hacerlo. Es decir, cada tonteria tiene una edad "adecuada" para ser hecha, y ellos están en la edad de esa tonteria. Yo no. Ya no.
Supongo que me sorprendió lo que yo he cambiado. A su edad pude hacer lo mismo. Pero no lo hice por falta de coraje.
Lo hice un poco más tarde y lo dejé casi enseguida. Otra historia.

Pero sí, Santa Explosiva se sorprendió. Se descubrió de ese tipo de personas que ven como natural ciertas perversiones propias, pero que juzgan como estúpidas las ajenas.
Me descubrí tratando de tapar mi "limpieza" aparentando la posibilidad de una recaida.

Creo que eso fue lo que pensé. "Cómo pueden ser tan estúpidos estos niños". "¡Cielos! ¡Él/Ella también!".
Un rápido relampagueo de cierto rostro, haciendo de las suyas... "Claro, están en la edad".

Soy yo que estoy envejenciendo.
Que aunque sí hay momentos en los que podría flaquear, hoy no era uno de esos.
Hoy mis dorgas son el café, para alejar el sueño, y la nicotina, para alejar no sé qué, porque la verdad es que es un vicio estúpido, aunque no estoy pensando en dejarlo.

Estoy envejenciendo.
Y descubro que prefiero estar alerta y absolutamente consciente de mis actos. Aunque de vez en cuando pueda beberme una cervecita, o una copita de vino.
Descubro que puedo tolerar al alcohol con más facilidad que a la hierba.

Envejezco y cambio.
A diferencia de hace unos años, hoy no quiero nada con fumones.
Hoy no quiero volver a fumar en mi vida.
Aunque todavía me parezca que huele rico.
Y aunque pueda cambiar de opinión mañana.